Ámsterdam - Brujas en bici

Tus vacaciones en bici comienzan en Amsterdam, ciudad famosa por su precioso distrito de canales, con 400 años de antigüedad; sus museos (el nuevo Rijksmuseum, Van Gogh, Anne Frank, etc): artistas e intérpretes callejeros de la plaza Dam, Leidseplein o Rembrandtplein; el conocido Barrio Rojo y más. La ciudad rebosa de cosas que ver y hacer, por lo que el comienzo de estas vacaciones no podría ser más dinámico. Intenta llegar pronto para tener el tiempo suficiente para admirar los elegantes canales en forma de árbol y las altas pero estrechas casas y almacenes de la ciudad que datan del siglo XVII (Patrimonio de la Humanidad). 

Tras pasar la noche en la animada ciudad de Amsterdam, súmete en la paz y tranquilidad del Corazón Verde, una zona rural de bajos pólderes, praderas de turbas y pastoreo. Es una ruta llana, abierta, con paisajes espaciosos donde las agujas de las iglesias y los molinos acarician el horizonte y las nubes se reflejan en los lagos y canales. Durante siglos, la gente acudía en tropel desde muy lejos para adquirir caballos, vacas, carne, pastos, semillas, queso, etc. en los mercados semanales y anuales de Gouda. Recomendamos un paseo al atardecer alrededor de la parte antigua del pueblo para empaparse de la atmósfera de antaño y merodear por la grande y atractiva plaza del mercado con su maravilloso ayuntamiento del siglo XV y la Casa del Peso o Weighing House. 

A realizar: Si 80km son muchos para un dia, existe la opción de dividir esta ruta en 2 días, añadiendo una noche extra en Woerden (38km y 49km).

Retoma la ruta de nuevo dirección al pueblo de Kinderdijk, donde 19 majestuosos molinos muestran un espectáculo único desde 1740. Se utilizaban para drenar el exceso de agua en los bajos pólderes y desviarlo al Río Lek. Uno de los molinos está abierto al público. El destino final de hoy, Papendretch, está a un cruce en ferry de una de las localidades más antiguas de Holanda; Dordrecht. Dordrecht está completamente rodeada por ríos, hay bellos puentes que llevan al visitante al centro de la ciudad. Alrededor del puerto hay numerosos edificios monumentales. 

A realizar: 53 km

Como resultado de la gran inundación de 1421, Biesborch es uno de los pocos hábitats de pantano de Europa. Éste ecosistema se ha adaptado tanto al agua salada del mar que se cuela por los arroyos formados por la marea como al agua fresca que viene de los ríos. Es un laberinto de arroyos y riachuelos en continuo cambio y que forman innumerables pequeñas islas con bosques de sauces y juncos, un paraíso para las aves. La ruta va por los límites de este Parque Nacional. Remata el día en Willemstad, una ciudad fortificada con forma de estrella de siete picos.

A realizar: 61 km

Hoy la ruta transcurre por Zeeland, una provincia de Holanda marcada por la luz, el viento, el agua y mucho espacio.  Está constituida por islas, por lo que los puentes y ferris te ayudarán a atravesar sus aguas dirección a Bélgica. Pueblos de postal con casas antiguas y calles empedradas se alinean durante los próximos días. Atraviesa un paisaje de retales con vastos pólderes, paisajes idílicos, dunas ondulantes y bancos de arena dorada.  

Un paseo por las estrechas calles de Zieriksee es un verdadero placer. Pequeñas y viejas casas pintorescas trasladan a los tiempos gloriosos de esta ciudad, cuando los barcos zarpaban para vender sal, lana, pescado, grano y colorante hasta el Báltico o el Mediterráneo.  La ruta continúa por el encantador pueblo de Veere. Desde 1541, todo aquello que era exportado desde Escocia hasta Holanda (principalmente lana) tocaba tierra y era distribuido desde Veere.  Este negocio no sólo trajo prosperidad al pueblo, sino que creó una animada comunidad de emigrantes escoceses, quienes permanecieron allí durante 300 años. Se pueden seguir sus huellas en un tour por el pueblo. En ruta más hacia el sur, se descubre el esplendor de la ciudad de Middelburg, capital de Zeeland. En los siglos XVI y XVII era uno de puntos comerciales más importantes de Holanda. Al finalizar el día, recomendamos visitar la playa de Vlissingen para ver la puesta del sol sobre el mar.

A realizar: 57 km

Tras un sustancioso desayuno, toca pedalear hasta la localidad de Vlissingen. Allí se toma el ferry para ir hasta Zeelandic Flanders, con sus carreteras rurales serpenteantes, sauces desmochados, praderas empapadas y aldeas desperdigadas.  Una vez pasada la frontera con Bélgica, se llega al pequeño y coqueto pueblo de Damme, a orillas del romántico Damse Vaart. Desde allí, solo hay un pequeño tramo hasta Brujas, ¡conocida como la perla de Flandes!. Es un pueblo con mucho encanto que ha estado recibiendo turistas a lo largo de 150 años. Con la mayoría de su arquitectura medieval intacta, increíblemente bien conservado, este pueblo evoca tiempos pasados cuando era el centro del comercio europeo de la lana y prendas de vestir.  

A realizar: 61 km

Después del desayuno el programa llega a su fin.