Quizás la mejor y más grata manera de conocer una cultura es saboreando la cocina local. Con cada mordisco o sorbo, con cada aroma disfrutado, el viajero entra directamente en contacto con siglos de influencias cambiantes: el terreno, el clima, la historia y las migraciones, todos factores que forman el patrimonio gastronómico de un país.
En Europa, existen infinidad de creaciones culinarias a probar, una variedad a ser disfrutada de muchas formas: comprando especias en un puesto del mercado, probando un sabroso guiso en un restaurante familiar, disfrutando de las especialidades regionales más elaboradas y, por supuesto, catando los vinos de la zona.
Tanto si se trata de las verduras frescas, los mejores embutidos, el pan recien hecho, los vinos más sublimes, los dulces típicos más finos, el marisco fresco, los quesos artesanos, las salsas caseras o cualquier otra delicia gastronómica: los sabores del Viejo Mundo son la clave que permite al viajero descubrir la Esencia de Europa.
Horarios de apertura: 9:00 – 18:00
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